lunes, 17 de junio de 2013

Autoevaluación

Quiero concluir este espacio con mi autoevaluación de a la asignatura. Me tomo la misma como parte de proceso de aprendizaje y no pretendo dirigirla hacia mi valoración como alumno, aspecto que considero, está fuera de mi competencia.
Uno de los primeros retos que me planteé al comenzar la asignatura fue definir la narrativa digital. Empecé analizando aspectos como hipertexto y, poco a poco, me percaté que dar una única definición era algo complejo. Por ese motivo consideré que sería mejor huir de la suma de fragmentos de autores, mi práctica habitual en estos casos, y definirlo desde mi perspectiva, sin rigor científico, pero en base a un mayor grado de reflexión.
La narrativa virtual ha sido para mí un proceso compartido, un reto colectivo y a la vez, el desafío individual de desprenderme de una concepción de la creación y la autoría, arraigado en mi forma de pensar la educación.
También ha sido un cambio en la forma de mirar, de estructurar la información, de concebir la realidad. Nunca me había parado a pensar en que los esquemas educativos influyesen tanto en nuestras formas de relacionarnos y nuestra predisposición a compartir.
No todo ha sido bueno, también ha supuesto miedo y desorientación, inseguridad por tener que construir caminos al escribir, caminos al leer, pero sobre todo, al tener que “renunciar” a esos caminos, porque ya no eran míos, sino de tod@s. Soy sincero al decir que este es mi pensamiento, el sistema me ha hecho así. En mi interior sentía una especie de injusticia por “donar” lo que había hecho con esfuerzo.
Afortunadamente estas sensaciones ya no son dominantes, ya no tengo esos miedos, porque creo que sí trabajamos juntos surgirán ideas a las que jamás llegaría solo. No temo renunciar a ellas, porque creo que surgirán otras, me siendo acompañado.
He vivido una experiencia muy gratificante, por encima de mis expectativas hacia la asignatura. Llegado un momento, me he visto aparcando las demás para dedicarle tiempo a esta, lo que ha producido mucha satisfacción. He compartido con mis compañer@s del trabajo grupal la sensación no estar trabajando, sino más bien, creando algo por gusto, divirtiéndome en cierta medida.
Pienso que he aprendido cosas, pero lo que más valoro es el cambio de punto de vista, o más bien, la apertura de miras.
Sé que el camino que sigue nos vuelve a llevar a lo individual, pero me gustaría intentar algo para el TFM que tuviera que ver con esto que describo. Sé que eso no es fácil porque el mundo de la educación tiene sus pautas marcas y tendremos que demostrar nuestra valía individual, pero tengo la esperanza de esto cambie.
En definitiva, Narrativa Digital, conjuntamente con Educomunicación, han supuesto para mí una nueva forma de plantearme la educación en particular y la concepción de lo social en general.
Las valoro como una vivencia para la que ha merecido la pena esforzarse.

jueves, 30 de mayo de 2013

HOGWARTS CON SUS VIRTUDES Y DEFECTOS. ¡Fantástica iniciativa!


Hola a tod@s, es estos últimos días de no poder más con las tareas, no esperaba encontrarme con una lectura tan interesante como la obra de Jenkins “La Cultura de Convergencia”. Tanto que he decidido dedicarle esta entrada específica a uno de sus fragmentos.

Se trata del que se encuentra en el capítulo 5 y lleva el mismo título que esta entrada (pp. 177-182). En él se describe una iniciativa que desde visión como maestro de primaria, es impresionante. Se trata de una niña de 13 años, Heather Lawwer, que leyendo las aventuras de Harry Potter, se inspiró para poner en marcha una iniciativa de alfabetización (entendiendo en los términos en los que se describe Gutiérrez (2010, p. 175)1. Esta niña, que estudia desde su casa por reacción ante el racismo que encontró en su escuela, puso en marcha “The Daily Prophet, un periódico para escolares que trata sobre el mundo de Hogwarts. En este periódico colaboran 102 niños y niñas que no solo cuentan historias sobre los personajes de la historia, sino que han ampliado es mundo con sus aportaciones. Evidentemente, esta experiencia no solo les sirve para desarrollar destrezas instrumentales, sino que se convierte en un proceso didáctico para construir su identidad digital.

Me parece impresionante como esta niña tiene la capacidad de crear y gestionar un espacio académico que en su inicio fue no formal, diseñando objetivos y ofreciendo la propuesta a los docentes que quieran sumarse.
Cito ahora algunas palabras de Jekins que podrían servir como guía a quien pretenda iniciar:

“El juego de rol como medio de explorar un mundo de ficción y, a sí mismo, como medio de desarrollar una prensión de ti mismo y de la cultura que te rodea” (p. 182) y por tanto, no solo para desarrollar la identidad digital mediada por valores colectivos, sino también el conjunto de la identidad.

“…El entrelazamiento de fantasías se convierte en un vínculo calve para estos niños, que llegan a preocuparse unos de otros mediante la interacción con estos personajes de ficción.

¿Qué destrezas precisan los niños para convertirse en plenos partícipes en la cultura de la convergencia? […] la capacidad de poner en común sus conocimientos en una empresa cooperativa […], la capacidad de compartir y comparar sistemas de valores evaluando dramas éticos […], la capacidad de establecer conexiones entre informaciones dispersas […], la capacidad de expresar tus interpretaciones y sentimientos hacia las obras populares de ficción mediante tu propia cultura popular […], y la capacidad de hacer circular tus creaciones por Internet para poder compartirlas con otros…” (p. 181).

Finalmente, quiero hacer referencia a otro aspecto comentado en el apartado siguiente “Reescribiendo la escuela”. Se trata del concepto de <<Lectores Beta>> o cultura en la que unos lectores aconsejan a otros sobre sus borradores, y que podría ser muy útil para trabajar con nuestros alumn@s este tipo de iniciativas. Jenkins se refiere a una serie de instrucciones para este tipo de lectores, colgadas por la Universidad de los Escritores (p. 185):
  • Confiesa al autor cuáles son tus puntos fuertes y débiles
  • Lee críticamente para analizar los problemas estilísticos, la coherencia, las lagunas argumentales, la falta de claridad, la fluidez de discurso y de la acción, el lenguaje (elección de palabras), el realismo y las adecuación del diálogo, etc.”
  • Sugiere más que corregir”
  • “Señala lo que le gusta una historia”
  • “Tiene tacto”
  • “Perfecciona sus destrezas” 

Pienso que esta lectura no solo es interesante desde el punto de vista de esta asignatura, sino que en Didáctica es un gran recurso.

1 “Una <<alfabetización digital>> para todos sería simplemente como pedir una formación básica para todas las personas, sería como decir <<alfabetización>> para todos, sin adjetivos, sin apellidos”.

Bibliografía
  • AparicI, R. (2010): Educomunicación: más allá del 2.0. Barcelona: Gedisa


Un saludo 

RELATO COLABORATIVO

Hola a tod@s aquí os dejo un enlace al relato que estamos elaborando en el grupo 1. Está casi terminado solo, le quedan las guías y los datos sobre nuestra experiencia de aprendizaje. Así que ya podéis empezar a leerlo, si os apetece. 

Este enlace no se corresponde con la página de inicio que daremos al equipo docente, sino que es una de las lexias que yo he elaborado. El motivo de enlazar esta y no la página principal, es el de tratar de abrir nuevos caminos de lectura.

Esperamos que os guste. 

miércoles, 22 de mayo de 2013

Narrativas Transmedia

Hola, he encontrado está interesante presentación sobre las narrativas transmedia, os la dejo por sí os sirve. 

Convergence Cultrue. Henry Jenkins

Os dejo mi visión de la obra:

Jenkins inicia su libro hablándonos de la utilización del personaje “Blas” de Barrio Sésamo, como una puerta abierta a la cultura de la convergencia.
Según el autor, esta obra trata la relación entre tres aspectos: la convergencia mediática, la cultura participativa y la inteligencia colectiva (p. 14).
Comienza definiendo el término <<convergencia>> como el “…flujo de contenido a través de múltiples plataformas mediáticas, la cooperación entre múltiples industrias mediáticas y el comportamiento migratorio de las audiencias mediáticas, dispuestas a ir casi a cualquier parte en busca del tipo deseado de experiencias de entretenimiento…” (p. 14)
Plante que este libro trata de superar el dualismo consumidores-productores, para considerarlos como “participantes que interaccionan conforme a un nuevo conjunto de reglas” (p. 15). Se refiere a Lévy para conceptualizar el consumo en un proceso colectivo, en analogía al término <<inteligencia colectiva>>. Plantea que la creación colectiva de significados está influyendo ya en todos los ámbitos sociales: religión, educación, derecho, política, publicidad e incluso en el mundo militar (p. 15)
Un poco más adelante (p. 23), nos habla de lo que será la base a través de la que desarrollará su libro: “…ejecutivos publicitarios que se afanan por acceder a un mercado cambiante, artistas creativos que descubren nuevas formas de contar historias, educadores que se valen de comunidades de aprendizaje informal, activistas que despliegan nuevos recursos para configurar el futuro político, grupos religiosos que cuestionan la calidad de sus entornos culturales  y, por supuesto, varias comunidades de fans que lideran la adopción temprana y los usos creativos de los medios emergentes…”. A lo largo del libro, realiza un recorrido etnográfico sobre estos fenómenos, de manera que va articulando los tres conceptos que señalaba más arriba.
Desmiente la idea de que todos los aparatos convergirán en un solo, en lo que denomina “La Falacia de la Caja Negra”. Según él, en la actualidad, el hardware diverge mientras que el contenido converge. Esta convergencia “altera la relación entre las tecnologías existentes, las industrias, los mercados, los géneros y el público” (p. 26).
En relación a la convergencia mediática, dice que cuando el público, los usuarios, se ponen al frente de los medios pueden ocurrir cosas maravillosas, pero también nefastas.
Las nuevas tecnologías han abaratado costes de producción y distribución, ampliado el repertorio de canales disponibles, dado la posibilidad a los consumidores de archivar, comentar apropiarse y volver a poner en circulación los contenidos. Pero al mismo tiempo, se ha producido una alarmante concentración de la propiedad en los medios de comerciales dominantes (p. 28). “…Los productores mediáticos están respondiendo a estos consumidores recientemente empoderados de maneras contradictorias, unas veces alentando el cambio, otras veces resistiéndose a lo que consideran un comportamiento renegado. […] señales contradictorias sobre el grado y las clases de participación de la pueden gozar…” (p. 29)
Las empresas son conscientes de la aparición de un nuevo tipo de consumidores y no se conforman con promocionar el producto de la manera tradicional, sino que invitan al público a ingresar en la comunidad de la marca. Surge uno de los principales problemas de la cultura de la convergencia, el tema de la participación de los consumidores en la marca. Este aspecto lo desarrolla a lo largo del libro.
1. Destripando Survivor
En este capítulo se analiza la tele-realidad y la competición entre el productor del programa y los fans, desde la perspectiva de dichos fans.
Dice Jenkins: “Para la mayoría de nosotros, la televisión alimenta las conversaciones de pasillo. Y, para un número creciente de personas, la charla de pasillo se ha hecho digital” (p 36). Internet y los foros en línea de llevar más allá los contenidos televisivos, de generar debate, de ampliar la información, y este es el terreno donde se mueven los fans. En consecuencia, se va a producir un cambio en las formas habituales de procesar y revaluar el conocimiento.
“Surgen nuevas formas de comunidad: estas se definen mediante afiliaciones voluntarias, temporales y tácticas […] se mantiene unidas mediante la producción mutua y el intercambio recíproco de conocimientos” (p. 37). Es aquí donde encaja la idea de <<inteligencia colectiva>> de Lévy. Según el “surgirán nuevos tipos de poder político que operarán en paralelo y a veces desafiarán directamente la hegemonía del Estado-nación o del poder económico del capitalismo corporativo” (p. 38). Este es el caso relatado en este capítulo, en el que la comunidad de fans entra en lucha de poder con el productor de la serie, para tratar de conocer lo antes posible los datos de la misma. En consecuencia, se produce un fenómeno de unión, de colaboración para tratar de alcanzar el objetivo. Los fans comparten información, pero también son críticos con la misma. Aprenden a investigar, a contrastar la información. Desarrollan técnicas nuevas para acceder a nuevos datos. Todo ello, lleva a que a veces se confundan los conocimientos individuales con los el saber del grupo.
Lévy se plantea “¿Cómo lograremos procesar ingentes cantidades de datos sobre problemas interrelacionados en un entorno cambiante?” (p. 48) y la respuesta está en el grupo.
El concepto de comunidad adquiere un nuevo matiz, se busca “explotar los recursos de la comunidad, más que depositar toda sus confianza en un individuo previamente desconocido” (p. 51)
En ocasiones, ingresas individuos en la comunidad que actúan bajo el Paradigma del Experto, tratando de explotar recursos que solo ellos poseen para tratar de generarse un estatus, crear una dependencia de su conocimiento. Pero la comunidad trata de reacciona ante ellos, porque según Jenkins, estas comunidades funcionan bajo el paradigma de la inteligencia colectiva; en la que “no es la posesión de conocimientos, que es relativamente estática, sino el proceso social de adquisición del conocimiento, que es dinámico y participativo, comprobando y reafirmando continuamente” el que mantiene los lazos del grupo (p. 62)
2. Comprando American Idol
El nuevo marketing “pretende comprender las bases emocionales de la toma de decisiones del consumidor como fuerza motriz que impulsa las decisiones de ver y de comprar” (p. 69). “El nuevo discurso de la mercadotecnia pretende moldear esos deseos del consumidor para influir en las decisiones de compra” (p. 70). En este sentido, consideran creando lo que se denomina <<comunidad de la marca>> conseguirán fomentar la fidelidad del consumidor. La comunidad de la marca implica un grupo de seguidores que se identifican totalmente con el producto, ya no solo lo consumen, sino que lo utilizan como signo de identidad.
Para Jenkins, el “…discurso emergente de la economía afectiva tienen implicaciones tanto positivas como negativas: permite a los anunciantes explorar el poder de la inteligencia colectiva y dirigirlo hacia sus propios fines, pero al mismo tiempo, permite a los consumidores forjar su propia estructura de negociación colectiva, que pueden emplear para desafiar las decisiones corporativas…” (p. 71)
El interés despertado en los consumidores, hace que la marca trata de extenderse a todos los medios posibles, que se genere una verdadera convergencia de medios.
Surgen las denominadas <<marcas de amor>> que no solo ofrecen un producto en diferentes formatos, también proporcionan experiencias en torno a dicho producto. Los dueños de las marcas son conscientes de esta nueva realidad y por ello invierten mucho dinero en investigaciones para conocer los sentimientos de los consumidores.
Se ha demostrado que “las personas que conocen American Idol, siguen su desarrollo y está expuestas a sus mensajes son muchas más que las que siguen el programa” (p. 90) lo que demuestra que la convergencia de medios tiene más fuerza que la convergencia de formatos.
En el capítulo también se nos habla de cómo las marcas establecen una íntima relación con el producto mediático, en este caso, American Idol, para tratar de generar más beneficios, pero esta “alianza” puede tener efectos negativos (tanto para la marca como para el contenido mediático), ya que depende del éxito del producto.
Al igual que sucedía en el capítulo anterior, los fans de American Idol, retan a los productores, tratando de hacerse con el contenido, lo que provoca una nueva lucha de poder.
3. En busca del unicornio de papel.
Este capítulo nos narra la importancia de la película Matrix como narración transmediática.
Para muchos como yo, la experiencia de Matrix se qué en las tres películas que conformar la historia original, pero Matrix no es solo una película, es más bien un concepto que trata de expandirse por todos los medios posibles.
Según Jenkins, los realizadores de la película, siembran pistas sobre nuevos datos que nos llevarán a otros formatos. Sería lo que Lévy denomina <<atractor cultural>> “que reúne y crea un terreno común entre diversas comunidades” o un <<activador cultural>> “que pone en marcha su desciframiento, especulación y elaboración” (p. 101)
“Cualquier producto dado es u punto de acceso a la franquicia como un todo”. Ofrece nuevos niveles de conocimiento y experiencia y mantiene la fidelidad del consumidor. (p. 101)
En analogía con Casablanca, afirma que Matrix bien podría ser el “emblema de las películas de culto en la cultura de la convergencia” (p. 103)
Pero, ante un público activo que tiene interés por coocrear, surge el problema de actitud que mantendrá la empresa mediática. “Si las empresas mediáticas satisfacen esa demanda, los espectadores sentirán un mayor dominio e implicación; si se les niega, se sentirán indignados. (p. 110). Nos acercamos al complicado terreno de la autoría, ante la que algunas empresas mediáticas reaccionan con restricciones y otras valorar la aportación del público y la incentivan.
En capítulo termina con una reflexión en torno a la separación existente entre el estado social del conocimiento y los medios formales de acceso al mismo. Para explicarlo mejor, cito algunos fragmentos:
“…Hasta el momento, nuestras escuela siguen centrándose en generar aprendices autónomos; buscar información ajena sigue clasificándose como un engaño. Sin embargo, en nuestra vida adulta, dependemos cada vez más de la información que otros nos proporcionan, pues no podemos procesarla por nosotros mismos. […] Nuestras escuelas no enseñan lo que significa vivir y trabajar en tales comunidades de conocimiento, pero la cultura popular puede estar haciéndolo ya…” (p. 134).
“En una cultura cazadora, los niños juegan con arcos y flechas. En una sociedad de la información, juegan con información” (p. 134-135).
Son palabras que al menos deberían hacernos pensar. A mí como maestro, me dejan preocupado.
4. ¿La guerra de las galaxias de Quentin Tarantino?
En este capítulo se nos acerca a cómo la creatividad popular se enfrenta a la industria mediática.
“La película digital aficionada es al cine lo que la cultura punk de la hazlo-tú-mismo fue a la música […] el momento actual del cambio mediático está reafirmando el derecho de la gente corriente a contribuir activamente en su cultura” (p. 138)
“Conforme se hace pública la productividad de los fans, no puede seguir siendo ignorada por las industrias mediáticas, pero éstas tampoco pueden contenerla o canalizarla por completo” (p. 139). Las viajes empresas mediáticas adoptaban una actitud prohibicionista, pero las nuevas empresas se están mostrando más abiertas. Según Jenkins, “la guerra de las galaxias se ha movido entre ambos extremos” (p. 140)
En el siglo XXI ha resurgido la creatividad popular y los intercambios de contenidos, muchos de ellos copiados, se han hecho mucho más visibles con internet, se han hecho públicos. Esto ha provocado que la Ley Digital de Derechos de Autor Del Milenio, se ha vuelto a redactar  para reflejar las demandas de los productores mediáticos, alejándose de los incentivos económicos para los artistas individuales.
Aquí surge el dilema de la participación popular en la industria mediática. Se pueden hacer unas cosas, pero otras no. Puedo formar parte de la comunidad de la marca, pero no puedo subir a internet ciertas cosas porque la ley me lo prohíbe. Los productores de películas juegan con esto, permiten aquello que les interesa y usan la ley para evitar aquello que no. “Lucas ha abierto un espacio para que los fans creen y compartan, pero él impone sus condiciones” (p. 153) “…Estas reglas crean un sistema de dos niveles: ciertas obras pueden hacerse más públicas, pues se ajustan a lo que el titular de los derechos considera una apropiación aceptable de su propiedad intelectual, mientras que otras permanecen ocultas (o al menos se distribuyen por canales menos oficiales)…” (p. 161)
Otro caso es el de los creadores de los juegos de rol en línea, que han asumido la nueva lógica del consumo/producción de contenidos y “han establecido una relación más abierta y cooperativa con su base de consumidores” (p. 164). Pero dicha relación, está suponiendo un abuso de los consumidores, que crean contenidos, que después serán vendidos por las empresas.
Jenkins termina el capítulo planteándose el futuro de esta situación. Dice que “…no deberíamos sorprendernos de que ni los productores ni los consumidores sepan con certeza qué reglas deberían gobernar sus interacciones, aunque ambas partes parecen resultas a hacer responsable a la otra de sus decisiones. La diferencia radica en que la comunidad de fans debe negociar desde una posición de relativa impotencia y debe contar únicamente con su autoridad moral colectiva, en tanto que las corporaciones actúan, por el momento, como si tuvieran de su lado la fuerza de la ley…” Concluye diciendo que “…la posición prohibicionista sólo será efectiva en el nivel más local, a menos que las empresas mediáticas puedan recuperar el consentimiento popular; […] los estudios habrán de aceptar (y promover activamente) ciertas distinciones básicas: entre competencia comercial y apropiación amateur, entre el uso con ánimo de lucro y la economía de truque en la red, ente la redefinición creativa y la piratería…”(p. 172)
En definitiva, no se trata de un terreno fácil de pisar y pienso que solo una postura de humildad y respeto mutuo, servirá para una relativa paz entre consumidores y mercado. ¿Serán ambos capaces de adoptar estas actitudes?
5. Por qué sabe escribir Heather
Debido al interés despertado en mí, buena parte de este capítulo la he analizado en otra entrada de mi blog, por ello, solo añadiré aquí algunas ideas.
Según Jenkins, surgen una serie de conflictos en torno a los libros de Harry Potter, que ejemplifican la problemática existente en torno a la creación colectiva de significados y su influencia en todos los ámbitos sociales. Por un lado, se produce una “…lucha de profesores, bibliotecarios, editores y grupos de derechos y libertades civiles por defenderse frente a los esfuerzos de la derecha religiosa para eliminar los libros de  Harry Potter de las bibliotecas escolares y prohibirlos en las librerías locales. Por otro lado, los esfuerzos de la Warner Bros. por frenar la apropiación de los libros de Harry Potter por parte de los fans, por vulnerar éstos la propiedad intelectual del estudio…” (p. 175)
De lo dicho en esta cita, cabe puntualizar una cuestión. Se trata de la actitud de la iglesia ante este nuevo tipo de manifestaciones culturales. Como en todas las instituciones sociales, no existe consenso en relación a cómo afrontar esta situación. No todas las corrientes religiosas rechazan la cultura de la convergencia, sino que hay muchas que se han integrado en ella y al igual las industrias del espectáculo, la usan para sus fines.
Termina el capítulo con unas frases a las que me parece interesante hacer referencia:
“…Al hablar de pedagogías mediáticas, ya no deberíamos imaginar un proceso en el que los adultos enseñan y los niños aprenden. Antes bien, veríamos pensar cada vez más en un espacio donde los niños se enseñan mutuamente y donde, si abriéramos los ojos, los adultos tendrían mucho que aprender…” (p. 208) 
Nuevamente vuelvo a pensar nosotros como maestros y considero que es preciso un cambio de actitud.
6. Photoshop para la democracia.
Este capítulo describe se como configura la política en el contexto de la convergencia mediática. Nuevamente se habla de los aspectos analizados  en capítulos anteriores, comunidades de fans, construcción social del conocimiento, luchas de poder, relaciones culturales asimétricas, pero en este caso aplicado al ámbito de la política.
En él analiza la actuación ciudadana ante las elecciones a la presidencia de los EEUU de 2004. Según Jenkins “…podemos ver a ciudadanos que comienzan a aplicar la que han aprendido como consumidores de la cultura popular a forma más abiertas de activismo político. La cultura popular influye en el modo de cortejar a los votantes en las campañas pero, lo que es más importante, determina cómo procesa el público el discurso político y cómo actúa sobre éste…” (p. 211)
Quizá uno de los aspectos más interesantes, fue que los políticos también se dieron cuenta de la que la convergencia de medios, no es solo una expansión tecnológica de los contenidos, sino que más bien, implica toda una serie de entramados culturales de negociación colectiva.
Jenkins apela la convergencia mediática y la inteligencia colectiva como medios de empoderamiento ciudadano. Defiende el concepto de <<ciudadano vigilante>> que “se dedica a la observación del entorno más que a la recogida de información”. Afirma en referencia a Schudson (p. 227) que “…aunque los ciudadanos vigilantes <<están quizá mejor informados que los ciudadanos del pasado ya que, en algún lugar de su cabeza, albergan más informaciones>> << no hay garantías de que sepan qué hacer con lo que saben>> […] el ciudadano vigilante necesita desarrollar nuevas habilidades críticas a la hora de evaluar la información…”
Otro aspecto que defiende es la utilización de videojuegos que fomenten la inteligencia colectiva para la formación política de nuestros hijos. Cita a David Buckingham (p. 228) quién dice que “…los niños y los jóvenes se sienten impotentes en su vida ordinaria y, por consiguiente, tienen dificultades para imaginar cómo podrían ejercer poder de una manera políticamente significativa. Los niños no pueden votar y no se definen como sujetos políticos, por lo que no se sienten interpelados por las noticias. Si queremos lograr que voten los jóvenes, tenemos que empezar temprano, modificando su proceso de socialización para la ciudadanía…”. Afirma que “si Buckingham está en lo cierto, entonces una forma de que la cultura popular haga posible una ciudadanía más comprometida pasa por permitir que la gente juegue con el poder en un micronivel, ejerciendo el control sobre mundo imaginarios” (p. 228).
Termino el análisis de este capítulo con una cita que me parece muy interesante:
“…Cuando algo se rompe en una cultura del conocimiento, surge el impulso de intentar arreglarlo, porque una cultura del conocimiento capacita a sus miembros para identificar problemas y plantear soluciones. Si aprendemos a hacerlo jugando, quizá podamos aprender a extrapolar esas experiencias a la cultura política real…" (p. 232).
Conclusión
Termina su libro repasando los conceptos analizados, dice que “…la convergencia representa un cambio de paradigma: el paso de los contenidos específicos de un medio a los contenidos de fluyen por múltiples canales mediáticos, a la creciente interpretación de los sistemas de comunicación, a los múltiples modos de acceder a los contenidos mediáticos, y a relaciones cada vez más complejas entre los medios corporativos de arriba abajo y la cultura participativa de abajo arriba. A pesar de la retórica sobre <<la democratización de televisión>>, este cambio está siendo dirigido por los cálculos económicos y no por una misión general de empoderamiento del público…” (p. 242)
Afirma que los cambios más importantes se han producido en el seno de las comunidades de consumidores y que el empoderamiento ciudadano es mejor camino para tratar de extender el cambio a todo el universo cultural, pero el camino no puede recorrerse en solitario, sino que será necesario un dialogo con la industria mediática, para tratar de encontrar una solución  adecuada para todo. Sitúa los obstáculos en el control corporativo de la propiedad intelectual y la necesidad de definición más clara de los tipos de uso justo de los contenidos; y en la brecha de participación.
Concluye afirmando que “una de las maneras de influir en el futuro de la cultura mediática pasa por la resistencia ante esas aproximaciones a la educación para la alfabetización mediática que nos despojan de poder” (p. 256-257).
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También incrusto un resumen-presentación del libro (elaborado por Eduardo Arias) y otro sobre un Seminario de Integración y Periodismo Digital, que nos puede aportar información interesante sobre la temática.



Espero que os sea de ayuda.

viernes, 17 de mayo de 2013

Cultura Mainstream


Este libro recoge una investigación sobre la guerra mundial de los contenidos. Está realizado desde una perspectiva interpretativa, mediante una metodología etnográfica, en la que se estudian y transcriben casos. Esos casos relatan la experiencia de mujeres y hombres que han sido y/o son un referente para la industria cultural mundial o en su país.
Lo primero que habría que aclarar es que se entiende por “cultura mainstream”. Su traducción literal significa “dominante” o “gran público”, se emplea para un medio, un programa de televisión o un producto cultural destinado a una gran audiencia. Sería lo contrario y la contracultura o nichos de mercado (p. 23)
El libro se divide en dos partes claramente diferenciadas. La primera se dedica al análisis del papel de EEUU dentro del mercado del entretenimiento. Y la segunda a estudiar la situación que se está dando, con respecto a esta temática, en el resto del mundo. Esta división está justificada por la gran influencia estadounidense, que lo convierte en un fenómeno a analizar más en profundidad.
PRIMERA PARTE: EL ENTRETENIMIENTO ESTADOUNIDENSE
- En capítulo 1, nos habla de la figura de Jack Valenti, principal embajador y diplomático estadounidense, durante el mandato del presidente Johnson. Presidente de la MPAA (Motion Pictures Asocioación of America), supo utilizar la industria de Hollywood para favorecer las relaciones políticas y a la vez favoreció políticamente a la misma. Se cita a otros como Steve Solot, quien representaba a los estudios en América Latina y gestionó las relaciones entre ellos para convertir a EEUU en el principal dominador de la cuota de pantalla.
A lo largo del capítulo nos deja entrever la relación existente entre la política estadounidense y la industria del cine, de cómo colaboran para favorecer la expansión del mercado del entretenimiento estadounidense. Pero también se hace referencia al peligro que suponen internet y la piratería, para este predominio y el reto que esto implica para sus principales líderes.
Un último aspecto que destacaría y que se podría extrapolar a los diferentes ejemplos de mainstream que se citan en el libro, es la renuncia a sus principios para convertir su producto en mainstream, en función de las demandas del mercado.
- El capítulo 2, nos acerca al fenómeno de los multicines, a como emergieron inicialmente en EEUU en forma de auto-cines, paulatinamente fueron siendo sustituidos por otro fenómeno, el de los centros comerciales. Los auto-cines, eran un lugar seguro y cómodo para las familias, pero el  desarrollo urbano llevó a concentrar las salas de cien en centros comerciales, alejados de las mismas. Pero la industria de los multicines no es exclusiva de EEUU, sino que los principales países del mundo (China, India, Brasil, Egipto,..) han invertido millones de euros en la construcción de gigantescas superficies comerciales, en las que insertan los multicines.
Como complemento a este fenómeno, se creó la costumbre de consumir palomitas de maíz y beber un refresco de cola, lo que implicó una gran lucha entre las dos principales marcas de refresco de EEUU y el enorme desarrollo de ambos sectores. En consecuencia, tanto el sector del cine como estas empresas, comenzaron a establecer acuerdos comerciales como la industria del cine y los centros comerciales, para aumentar sus beneficios.
- El capitulo 3, nos habla de Disney y de su estrategia cultural, centrada en “crossover”, mezcla constante entre el arte y la cultura de masas. En caso de Disney, la figura que resalta es la de Michael Eisner, quien se convertiría en presidente de la compañía en 1984. Con Eisner, la compañía apostaría por una integración vertical, en la que las decisiones se tomaban en el núcleo de la empresa, pero los contenidos culturales se desarrollaban por diferentes vías y filiales. Quizá el principal rasgo de su dirección, fue no asumir riesgos, solo apostar por mainstream. Otro factor a destacar de la compañía es su política de contratación favorable a la diversidad, lo que la impregna de matices interculturales y le acerca a un público más diverso.
Martel se refiere a los movimientos estratégicos que fue haciendo la compañía para ser competitiva. Nos habla de la película “Toy Story” como ejemplo de cooperación entre Disney y Pixar y de la adaptación a Broadway de la película “El rey León”, que supuso una gran inversión por parte de la compañía para cambiar radicalmente el barrio. También comenta como se produjeron algunas ayudas políticas que ayudaron a Disney a comprar Miramax.
Es Disney y principalmente bajo el liderato de Eisner, es una de las empresas citadas en la obra que más se resiste a abandonar sus valores iniciales para convertir su producto en mainstream. Como prueba de ellos tenemos la adquisición o acuerdo de colaboración con otros estudios para producir títulos que salgan de lo que podríamos llamar su línea editorial, el cine familiar.
- Hollywood es el tema que centra el capítulo 4. Martel nos habla de cómo ha evolucionado la industria de Hollywood hacia estudios cada vez más independientes. Cada película se convierte en una experiencia autónoma, lo que afecta a todo el mercado laboral que gira en torno a Hollywood (salarios, copyright, actores, sindicatos,…). El mercado del cine se descentraliza y se abre a la producción en otros países. Es el caso de la empresa Japonesa Sony, que adquiere los estudios Columbia para tratar de abarcar el mercado de los contenidos. Colaboran con Hollywood, pero las decisiones se toman enteramente en EEUU, como en el caso de la saga de “Spiderman”.
El autor, también nos habla de los estudios de mercado que se realizan desde Hollywood para tratar de extender el negocio del cine a otros países como China o India, siendo el marketing, el elemento esencial para convertir las películas de Hollywood en verdaderos mainstream en otros países. No se trataba solo de de hacer productos homogéneos para llegar a grandes masas de público, sino de adaptarlas a su cultura para que fuesen realmente atrayentes. Pero la llegada de internet supuso un verdadero varapalo para este tipo de prácticas, lo que les obligó a replantear toda su estrategia de distribución.
Finalmente, dedica un apartado a los sindicatos que se convierten en un monopolio dentro de la industria del cine. Estos  ofrecen garantías a los actores, pero principalmente limitan el sistema de acceso a los que estén sindicados. Lo que evidentemente perjudica a los actores que vienen de otros países.

- El capítulo 5, se podría resumir en la descentralización de la industria del cine hacia pequeñas productoras. Le necesidad de los grandes estudios de tratar de abarcar diversos contenidos y reducir los costes, les lleva a recurrir a productores “independientes”, aspecto que realmente resulta difícil de diferenciar  por la gran cantidad de filiales que se crean.
Uno de los aspectos que más me llama la atención es la gran cantidad de talento que se pierde por el camino. Ya industria del cine actúa como filtro y solo el 10% de lo que se crea es finalmente producido y comercializado.

- La invención de la música Pop, es el aspecto analizado en el capítulo 6. Dice Martel que “la Pop music no es un movimiento histórico, no es un género musical, se inventa y se reinventa. Es simplemente una abreviatura de <<popular>>, una cultura, una música que se dirige a todos y que, desde buen principio, aspira a ser mainstream” (p. 126). Sitúa uno de los posibles orígenes en Detroit y en la discográfica Motown. La ciudad se convirtió en uno de los grandes destinos del éxodo negro y eso llevo a que su cultura lo impregnase todo. Uno de los aspectos que más influyeron fueron sus prácticas religiosas y los coros de las iglesias. Pone como ejemplos a Otis Redding y a Ray Charles, entre otros, de cantantes que se formaron en estos coros. Pero la música negra no se convertiría en mainstream hasta que alcanzase a un público más amplio, lo que sucedió cuando empezó a venderse intencionadamente a los blancos, como música popular estadounidense.
La segunda ciudad que destaca es Nashville, como lugar de producción de música country y cristiana, que no se exportan ya que están muy contextualizadas en sus singularidades. Se trata de dos ejemplos de contracultura a los que les resulta muy difícil convertirse en mainstream.
Por otro lado, destaca a Bruce Lundval, como uno de los hombres más influyentes de la música estadounidense. Lundval presionó al congreso para la lucha contra la piratería  y para evitar la influencia de internet en el mundo de la música.
Otros aspectos que se analizan a lo largo del capítulo son: la generación de las listas de éxitos y la corrupción que se produjo en torno a las mismas, con los sobornos a las emisoras de radio por parte de la agencias; la influencia de “Los Oscar” para convertir las canciones en mainstream;  la transformación y la mezcla de los estilos musicales (Berry Gordy: música negra en hip. David Geffen: rock en soft y pop en cool) para abrir mercado y obtener mayores beneficios.
El último fenómeno que se aborda en el capítulo, es la fundación y evolución de la MTV, como ejemplo de música para la televisión. Una afirmación de Martel podría resumir la evolución que lleva a la MTV a ser lo que es hoy: “la capacidad de innovar y de abandonar, sin pensarlo dos veces, la mayoría de los propósitos; de imaginar toda clase de cosas y renunciar constantemente. La creación/destrucción es una dimensión esencial de la innovación en las industrias creativas” (p. 148). Ese es el ejemplo de la promoción de la música negra, aspecto al que se negaba en un principio, y que llegó a salvar la compañía.
- El capítulo 7 vuelve a tener el estudio de casos como protagonista, pero es quizá uno de los más representativos. La figura de tres mujeres emblemáticas en EEUU es el hilo conductor.
La primera de ellas es Pauline Kael, quien destaca por ser una innovadora en la crítica cinematográfica. Fue “una de las primeras en tomarse en serio el cien mainstream y el entertainment desde el punto de vista crítico” (p. 156). “Hizo que las películas mainstream fuesen intelectualmente respetables  y contribuyó a la desacralización del libro a favor de la película” (p. 158).
Tina Brown es la segunda. Se convirtió en redactora jefe de Vanity Fair e introdujo un nuevo estilo en el periodismo cultural, mezcló la información intelectual con otra que respondía a los intereses de sectores más populares. Su “estrategia fue escribir para el gran público sobre <<alta cultura>>” (p. 165), transformando el producto en mainstream.
La última de ellas es la más conocida a nivel mundial, Oprah Winfrey. Se trata de “la mujer más poderosa del mundo de los medios de comunicación” (p. 168). Fue la creadora de un género copiado en el resto del mundo, los talk show. En ellos confina el mainstream con cuestiones sensibles, promueve la lectura entre las clases populares y sobre todo, ofrece su storytelling, utiliza su dramática historia personal como ejemplo de superación.
- La USC (University of Southern California) y su decana Elizabeth Daley, son las protagonistas del capítulo 8. En él se relata la estrecha colaboración entre la industria de Hollywood y las universidades estadounidenses, convirtiéndose estas últimas, en la “rama” de investigación y desarrollo de las primeras.
Hollywood les proporciona equipamientos y les da la posibilidad de vivir experiencias prácticas en verdaderas producciones. A cambio obtiene un producto más barato, dispone de talentos emergentes, pero sobre todo, de una gran riqueza cultural, ya que la universidad está llena de estudiantes de todas las nacionalidades (China, África, India,…), a traídos por el prestigio de la industria y las universidades Hollywoodienses.
Cabe destacar la colaboración por parte del estado que acelera los visados de los estudiantes y trabajadores del cine, para que la industria pueda contar de ese talento extranjero. Pero como ya comenté anteriormente, la industria del cine estadounidense cuida muy bien de los suyos, prueba de ellos es la labor de filtro de los sindicatos.
SEGUNDA PARTE: LA GUERRA CULTURAL MUNDIAL
- El capítulo 9 nos habla de cómo EEUU intentó sin éxito, controlar la industria del cine en China.
El primero de los factores que contribuyó a ello fue la tremenda censura impuesta por el gobierno chino. Las películas estadounidenses tenían que pasar por una serie de filtros mediante los cuales el gobierno evitaba que las películas estadounidenses copasen la cuota de pantalla.
Otro aspecto fue la limitación de emisión en los multicines, lo que redujo mucho los beneficios de las películas americanas.
El tercero de los factores fue el mercado negro de copias ilegales, que permitió difundir películas americanas en china, pero sin que estos tuviesen beneficios económicos. Este ha sido y es un tema candente, puesto que el gobierno chino hace la vista gorda.
Ante esta situación, la industria de Hollywood trató de hacerse con el mercado desde dentro (tratando de contextualizar su producto, adaptándolo a la cultura china), comprando o estableciendo acuerdos con multinacionales chinas. Es el caso de Sony, interesada en entrar en el mundo de los contenidos. Pero esta estrategia tampoco funcionó debido a las limitaciones que les impuso el gobierno chino.
En el capítulo también se nos habla de Hong Kong, como capital del entertainment en China y la compara con la situación de Miami y El Cairo.
Finalmente, Martel recurre al estudio de otro caso para ilustrar la impotencia estadounidense en China. Se trata de Rupert Murdoch, quien se vio obligado a sacrificar sus ideales y tras varios intentos fallidos para controlar en mercado de los contenidos en China (apostó por las compañías Star y Phoenix, e invirtió en el desarrollo web de China), tuvo que retirarse.
- Como vimos en capítulo anterior, hay países donde la industria cinematográfica norteamericana no consigue controlar la cuota de pantalla. El capítulo 10 se centra en otro de esos casos, la India.
A diferencia de China, Bollywood (industria cinematográfica india) no teme el potencial estadounidense. Confían en su capacidad para producir contenidos y su red de distribución de internet. Utilizan una estrategia distinta a la norteamericana, mezclan todos los géneros para llegar a todos los miembros de la familia. Consiguen el mainstream a través del “tutti frutti” (p. 239). Bollywood desempeña un papel importantísimo en la unidad nacional, ya que crea un sentimiento colectivo, las diferentes regiones lo sienten como algo común.
No ven peligrar su mercado interior, en el que los extranjeros no tienen limitaciones para intervenir libremente. La verdadera limitación está en su cultura, que dificulta la aceptación de determinados productos exteriores. Ven a EEUU como un posible aliado para enfrentarse al que consideran su verdadero enemigo, China. Es en el ámbito del mercado internacional, donde su forma de hacer cine no resulta tan competitiva, debido al mismo factor por el que triunfa en su país, su cultura.
Podemos considerar a la India como una potencia emergente, cuya capacidad de hacer competencia a EEUU en el ámbito internacional está por comprobar. Su “declive en países como África y tercer mundo es algo anunciado” (su cultura no casa con la de estos). “La cuestión está en lo que sucederá en otros como el Golfo y Oriente Medio” (p. 251).

- El capítulo 11 se centra en la industria cultural japonesa. Uno de los aspectos que analiza es la industria del Pop en el mercado asiático y su potencial exportador como acompañamiento para los dibujos animados, películas de animación, videojuegos y series de televisión (en especial los dramas).
Japón se ha dado cuenta de que ya no es suficiente con fabricar hardware, empieza considera la necesidad de entrar en el mercado de los contenidos. Ve en el marcado del manga uno de sus puntos fuertes y aprovecha que China no considera música un mercado prioritario (no lo regula tanto como el cine) para exportar sus productos. Dice Martel que “a su manera, los japoneses funcionan en Asia exactamente igual que los estadounidenses en el resto del mundo” (p. 267).

- La batalla de formatos en Asia oriental, el fenómeno de los culebrones durante el Ramadán y las telenovelas en América latina, son los temas que se abordan en el capítulo 12.
“La guerra audiovisual en Asia Oriental,… es en realidad una batalla de formatos” (p. 274). Lo que buscan comercializar son productos acabados, sino conceptos que suponen una menor inversión y producen más rentabilidad. Es ahí donde tiene su mercado Corea, que produce verdaderos fenómenos de masas. Se trata de dramas protagonizaos por jóvenes y seguidos por miles de adolescentes, que están tolerados por la censura china y por tanto son exportables. La duda está en sí serán exportables al mundo musulmán, aunque ya han tenido éxito en Irán y Afganistán.
Por otro lado, el mercado cinematográfico coreano está en un claro desplome, debido a que ha flexibilizado sus cuotas de pantallas (lo que ha permitido el dominio estadounidense) y la escasa producción de películas mainstream.
El segundo aspecto que se trata es el mercado audiovisual musulmán, que tiene su éxito en los culebrones, inicialmente producidos para el ramadán. Existe una lucha entre los culebrones egipcios, nada modernos y muy marcados por su cultura, y los sirios, que tiene un formato más actual y abordan temas tabú.
Por último, aborda el fenómeno de las telenovelas en América Latina, con el principal predominio de Brasil, que se ha convertido en una potencia emergente. Además cuentan un potencial mercado exterior en Europa, con países como Rusia, Polonia, Serbia y República Checa, en los que funciona muy bien.
- En el capítulo 4, al hablar de Hollywood, se comentaba que la industria del cine estadounidense tiene una gran riqueza cultural. El objetivo del capítulo 13 es reflexionar sobre la ciudad más mestiza de EEUU, Miami. Se podría considerar que se trata de una pequeña reproducción de América Latina, sobre todo en lo que al mundo de la música se refiere. Pero la verdadera música latina es difícil de exportar, no es mainstream. Ese el motivo de que se produzcan formatos más comerciales, como el reggaetón que tiene gran éxito porque conecta con las raíces latinas y la vez representa la cultura estadounidense.
Pero el éxito en el mercado latinoamericano de Miami, no está solo la mezcla de culturas, ya que allí se concentran las grandes agencias, los principales clubes y discotecas y las radios; lo que también atrae a los principales cantantes latinos, que se han asentado allí. Otros factores como  las ayudas públicas y la inexistencia de criminalidad y corrupción, refuerzan este predominio; aspecto que frena el desarrollo de la industria musical en países como Venezuela.
Este tipo de música producida en Miami se exporta a México y Brasil, pero como ya hemos dicho, no es verdadera música latina sino música estadounidense. Este es el motivo de que se acuse a los cantantes latinoamericanos de haber renunciado a sus raíces.  

- El capítulo 14 nos habla del canal Al Yazira, y cómo se convirtió en mainstream en el mundo árabe. Dos fueron los factores que contribuyeron a este hecho: la caída del canal francés Clear Channel France, que dejé el camino libre a Al Yazira; y la adopción del modelo estadounidense de los talk show. Dice Martel que “el mundo árabe está muy dividido, y eso es lo que explica que este tipo de programas siempre acaben encontrando un equilibrio y la audiencia lo aplauda” (p. 330). Otro de los ejes principales de Al Yazira es el deporte, su apuesta en  este ámbito fue la que hizo que se convirtiese en un medio más internacional.
Una de las grandes competidoras de Al Yazira en el mundo árabe, es la compañía libanesa AL Manar, que ofrece un producto totalmente nacional, debido a que toma partido por los chiitas libaneses y palestionos.
La MBC de Dubái, es la tercera en discordia. Su triunfo en el país se debe a tener una política que mezcla enseñanza y entretenimiento, a lo que denominan como edutainment. La importancia de Dubái es enorme, ya que es la capital de la industria de los contenidos para el mundo árabe en general y para el mundo iraní en particular.
Otro de los factores que se abordan en este capítulo es la influencia de las industrias culturales extranjeras. Es destacable la presencia estadounidense y el buen posicionamiento de Venezuela con la cadena Telesur que mantiene un acuerdo confidencial de colaboración con Al Yazira.
Concluye en capitulo hablando de Palestina y comentando un factor que influye totalmente en la difusión, pero no es sus beneficios económicos, de Al Yazira y de todos los mercados que quieran penetrar en el mundo árabe, se trata del mercado negro de la televisión, representado por decenas de miles de antenas y parabólicas y descodificadores.
- El grupo mediato y de entertainment Rotana, propiedad del príncipe Al Waleed, es el protagonista principal del capítulo 15.
Rotana “posee estudios de cine en El Cairo y esto le daría el control del 50 por ciento del catálogo cinematográfico árabe. En la música, el dominio es aún mayor: casi el 90 por ciento de la música mainstream comercializada en el mundo árabe, estaría en sus manos” (p. 362). Además ha invertido millones de dólares en para desarrollar la televisión por internet y es dueña de una veintena de pequeñas cadenas, prohibidas en varios países, pero accesibles gracias a las antenas del mercado negro.
Por su puesto, los norteamericanos no quieren dejar pasar la oportunidad de penetrar en este mercado y por ello la Sony Corporation of America ha firmado un contrato con la cadena.
Finalmente, el capítulo nos habla de la concentración de las industrias de los contenidos en tres puntos estratégicos: la música en el Líbano, la televisión en Dubái y el cine en El Cairo.  Cabe destacar la fuerza de la censura en el mundo del cine, lo que ha hecho que solo EEUU sea capaz de penetrar en este mercado, aunque de una forma moderada.
- El capítulo 16 se centra en analizar las circunstancias que hacen de Europa un continente con poco peso en el actual mercado de los contenidos. Para tratar de resumirlo lo mejor posible, utilizaré algunos fragmentos citados textualmente.
“…Cada uno de los países europeos aislado tiene poco peso en el flujo de contenidos internacionales, aunque Reino Unido, Alemania y Francia aparezcan en él. Pero la Europa de los veintisiete es fuerte: ocupa el segundo puesto, por detrás de EEUU, en cuanto a exportación de contenidos…” (p. 387). Pero las importaciones superan las exportaciones, lo que hace que la balanza de pago sea muy deficitaria en materia de cultura e información.
“Lo europeos raras veces producen cultura mainstream <<europea>>” (p. 381). Aunque están las excepciones de Francia o Inglaterra, que sí lo hacen, pero a nivel nacional.
Existen importantes majors del disco europeas, pero las decisiones se toman en EEUU.
“…En todas partes se ha visto un poco de lo mismo: una cultura nacional fecunda, con frecuencia de calidad, a veces popular, pero que no se exporta; frente a ella, una cultura estadounidense omnipresente que constituye el <<resto>> de la cultura…” (p. 392).
“…Toda la cultura mainstream europea está evolucionando hacia el modelo belga. Batallas de lenguas, de identidades culturales, un desconocimiento cada vez mayor de las cinematografías y las músicas de los demás países, pocas lecturas  comunes, una fragmentación comunitaria, y la cultura estadounidense que, gracias a estas divisiones, progresa inexorablemente…” (p. 399)
Dentro de este clima poco esperanzador, existía la esperanza de exportar música al continente africano, pero el mercado negro, la fuerza que están tomando industrias como las de Nigeria o Sudáfrica y la competencia china y estadounidense, han reducido las posibilidades de las principales ciudades europeas del sector (Inglaterra y Francia).
El último aspecto que analiza este capítulo es la cultura mainstream en Turquía, el único de país europeo con posibilidades de comercio internacional, ya que disponen de contenidos nacionales, pero también bien aceptados en el mundo musulmán y oriental.
En base a toda la información que ha ido recogiendo, Martel llega a las siguientes conclusiones:
  • En la guerra por los contenidos se enfrentan fuerzas muy desiguales. Hay una batalla de posiciones entre los países dominantes, que son pocos y participan en la mayoría de los intercambios culturales. Hay una segunda batalla entre los países dominantes y los emergentes, por hacerse con el mercado de los países dominados. También existen batallas regionales para obtener influencia a través de la cultura y la información.
  • A nivel mundial, las culturas nacionales se refuerzan, aunque el otro referente cultural sea EEUU.
  • “…Frente a la escasez de productos populares en muchos países, los estadounidenses han aprendido muy pronto a adaptarse a las realidades locales: practican una globalización activa, que combinan una difusión de contenidos en masa, indiferenciados y mainstream, con una difusión especializada de nichos que tienen en cuenta a los países importadores…” (p. 421).
  • Pero EEUU ya no está solo en el mercado de los contenidos. Países emergentes como Brasil, o  potencias como India le acompañan en esta carrera por hacerse con los mercados internacionales. Otros como China o Egipto,  utilizan la censura como arma par contrarrestar su dominio, pero sus posibilidades en el sector son reducidas, debido a que protegerse puede resultar no suficiente en el mercado actual.
  • La protección financiera, la existencia de infraestructuras, la presencia de los medios, la diversidad étnica, lingüística y cultural, o la gran libertad, son algunos de los factores que han permitido a algunas ciudades del mundo convertirse en capitales de la industria cultural.
  • Europa está en un claro declive, lo que podría ser debido a los siguientes factores: el sistema es mucho más competitivo que antes; el envejecimiento de la población europea priva a las industrias creativas de los jóvenes, principal mercado del entertainment; la definición de la cultura, historia y patrimonio, con frecuencia elitista y antimainstream; la ausencia de un verdadero mercado interior; y lo más grave, la desaparición de su cultura común. El autor se plantea cómo ha llegado a eso y encuentra la respuesta en la debilidad de las universidades europeas, la ausencia de redes de televisión comunes, el retraso tecnológico, la insuficiente innovación, la desconfianza repetida respecto a Internet y lo digital, la emigración de los creadores más innovadores y el rechazo de las culturas producidas por los inmigrantes. Como posible vía para afrontar el problema, plantea dar una oportunidad a la inmigración y priorizar el realce de la diversidad cultural.
  • Internet tendrá una influencia determinante en el mercado de los contenidos. Es posible que el copyright se quede obsoleto, los intermediarios sean inútiles, los críticos prescindibles y se han innecesarios los procesos de selección y distribución de los contenidos. Pero se seguirá escuchando música y radio, leyendo periódicos y libros, y se verán películas. “Lo único que hará falta es construir un modelo económico” (p. 439). En lo que a la cultura mainstream se refiere, internet puede ser un buen complemento para su amplificación, lo que conllevará que ya no existirá un único mainstream sino varios, en función de los diferentes países y zonas geográficas.
  • “Si Europa no reacciona, se verá marginada y, frente a los países emergentes, quedará sumergida” (p. 443).