lunes, 15 de abril de 2013


La segunda lectura de la asignatura ha sido:

La noción de hipertexto fue acuñada por Theodor H. Nelson en 1960, definiéndolo como “texto electrónico, tecnología informática radicalmente nueva y, al mismo tiempo, un modo de edición. Este tipo de texto supondría una escritura no secuencia, la participación activa del lector y la existencia de bloques de texto conectados entre sí por enlaces que forman diferentes itinerarios para el usuario” (p.25). El concepto de hipermedia extendería la noción de hipertexto e incluye información visual y sonora, así como animación y otras formas de información.
Landow (p.88) citando a Morgan (p:1.2) afirma que “el hipertexto libera al texto literario del determinismo psicológicos, sociológico e histórico, abriéndolo a una gama aparentemente infinita de relaciones”.
En alusión a Deluze y Guattari, nos habla del concepto de Rizoma, que se relaciona con una mapa que debe ser producido, que siempre es retrazable, reversible y conectable y que tiene múltiples vías de entrada y salida. Se trataría de algo no realizable, pero que puede servir como ideal de hipertexto.
El capítulo 3, nos habla de que el hipertexto desplaza el poder hacia el lector. Nos plantea una serie de características del hipertexto, como son:
·         La estructura en red.
·         La posibilidad de la edición electrónica encadenada, que concede poder al lector.
·         Texto sin límites, sus extremos se difuminan.
En el capítulo 4  Landow se plantea la inevitable cuestión de la Autoría. Según él, todos los textos escritos en un entorno hipertextual están hechos en colaboración, debido a que los lectores tienen la posibilidad de introducir notas y enlaces. Afirma que “el problema para quien anhela conservar las nociones de autoría y de función del autor reside en el hecho de que unos cambios radicales en la textualidad producen cambios radicales en la figura del autor”.
La necesidad de reconfigurar la escritura, es abordada en el capítulo 5. El autor nos habla del problema de desorientación en la red, derivado de la necesidad de saber donde se está y como desplazarse a otro lugar que se conoce. Plantea que la desorientación puede ser algo horrible para lectores inexpertos, pero a su vez un placer para lectores duchos y activos. Propone desarrollar una retórica y una estilística de la escritura hipertextual para evitar las formas más desagradables de desorientación.
Nos habla de los medios de orientación hipertextual que nos pueden ofrecer los sistemas y de los que pueden crear los autores, pero quizá el aspecto más significativo de este capítulo, por importancia en nuestra práctica del análisis y elaboración de relatos digitales, sea el apartado dedicado a Cómo evaluar la calidad del hipermedia (p. 251 en adelante):
·         Como punto de partida, todo relato hipertextual, debe cumplir con la condición de multilinealidad, la potencial multivocidad, la riqueza conceptual y la centralidad en el lector o control del mismo”.
1.       “Lexias individuales con un número adecuado de enlaces” (ni muchos, ni pocos, sino valiosos).
2.       Seguir el enlace proporciona una experiencia satisfactoria. El lector deberá encontrar en e el enlace información general y específica, en función de cada caso. La www solo permite un enlace unidireccional, lo que se puede solucionar con un doc. elaborado personalmente, que contenga más enlaces para diversificar.
3.       Coherencia en el conjunto. La mente humana puede construir en la asociación de lexías esa coherencia. Eso es lo que debe buscar el autor.
4.       Un buen hipertexto no solo usa enlaces apropiados, sino también huecos o rupturas adecuadas y efectivas. Pero el hueco es innecesario cuando el enlace no hace más que poner juntos dos pasajes.
5.       El autor debe incitar a seguir leyendo los enlaces adicionales. El lexía debe tanto generar interés, como dejar cuestiones abiertas para que el lector se sienta tentado a continuar la lectura.
6.       Incluir elementos que permitan al lector volver fácilmente a los documentos e imágenes encontrados en una sección anterior.
7.       Utilizar múltiples líneas organizativas.
8.       “Potenciar completamente las capacidades del software”.
En los capítulos 6 y 7, Landow se replantea la narrativa y la educación literaria. Según él, el hipertexto cuestiona la concepción aristotélica de trama y la secuencia fija y con ellas la noción de unidad y totalidad asociada de esos conceptos que definen la narrativa tradicional. Sin embargo el hipertexto requiere que se otorgue al lector la función de orador y por ello, en un entorno hipertextual, la ausencia de linealidad no destruye la narrativa.
En lo que a la educación litería se refiere, plantea la necesidad de forma lectores/estudiantes activos. Para ello el profesor deberá acompañar, plantear varios niveles de aprendizaje y usar la investigación para conectar fuentes. Les “enseñará a leer de manera más avanzada” (p. 345), para lo que puede usar lecturas de tipo académico que influyan referencia y notas. Les permitirá, o más bien, favorecerá la interdisciplinariedad e intradisciplinariedad. Todo ello modificará la distribución temática de las asignaturas y con ello la percepción del tiempo académico.
El último capítulo está dedicado a la relación que se establece entre hipertexto y política, y entre hipertexto y libertad. En él plantea que el hipertexto puede convertirse en un instrumento de libertad, ya que permite escoger que leer, protege de los límites, pero requiere un lector activo y, como ya hemos dicho, permite incluir documentos y enlaces. Habla de la necesidad de modificar las leyes sobre la autoría y los derechos de autor, como uno de los principales requisitos para el desarrollo de la hipertextualidad. Considera que es necesario proteger a los autores para que se sientan estimulados a compartir su conocimiento, pero que esta protección no debe ser demasiado rígida para que no frene el flujo de información (p.450).

Espero que mi aportación os resulte útil e invito a quien lo considere a sumar. Un saludo


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