lunes, 15 de abril de 2013

Si una noche de invierno un viajero


Al leer Hipertexto 3.0 y replantearme el concepto de narrativa hipertextual, nunca pensé que un libro escrito en papel pudiese ser un ejemplo tan claro de las características del hipertexto como para mí lo ha sido Si una noche de invierno un viajero. Posiblemente habrá alguien que piense que hay otros ejemplos mejores, pero a mí me ha sido de gran ayuda para aclarar aquellas ideas que con la lectura de Landow no quedaron claras.
¿Cuáles son las características que la configuran como una obra hipertextual de calidad?
En primer lugar dispone de un número de lexías ni excesivo, ni escaso. Cada una de ellas está perfectamente justificada por la inquietud que es capaz de crear en el lector y tiene además, un tamaño apropiado para que su lectura no resulte pesada y que te mantenga intrigado hasta que llega la ruptura. Dicho recurso aparece al principio como un elemento turbador para un lector inexperto como yo, pero poco a poco te obliga a tomar el protagonismo y hacer una lectura activa, en la que los huecos se hacen indispensables para mantener el reto. Llega un momento en el cual ya no se sabe cuál es la historia principal y donde has empezado a leer, pero esa sensación de inseguridad  la contrarresta con el uso que hace de los personajes como ancla, lo que permiten al lector ir y venir a través de la historia, haciendo que el lector tenga una experiencia satisfactoria. Por otro lado y al utilizar varios personajes como hilo conductor, permite crear al lector múltiples líneas organizativas del relato y vivir una experiencia personal única. Finalmente, permite que sea la mente del lector la que le de la coherencia de conjunto a la obra, a través del reto que para mí suponen las lexías sus conexiones y rupturas.
En mi opinión (posiblemente influida por la lectura lineal de ambas obras, es decir, primero Hipertexto 3.0 y después la presente,) Italo Calvino, no solo ha creado una obra que cumple con las características que todo relato hipertextual debe tener, sino que a través de sus personajes, ha creado una especie de guía práctica que ejemplifica los planteamientos teóricos de Landow. Veamos lo que quiero decir.
Landow (2008) se refiere al problema de la desorientación y afirma que el lector inexperto puede sentir una desagradable sensación al enfrentarse con una obra hipertextual . Como ejemplo de esa sensación encontramos los siguientes fragmentos:
Pero, al mismo tiempo, experimentas también cierta contrariedad; precisamente ahora que empezabas a interesarte de veras, el autor se cree en la obligación de alardear…”  “Ahí tienes de nuevo la página 31, 32… Y después, ¿qué viene? Todavía la página 17...” “Arrojas el libro al suelo, lo tirarías por la ventana, incluso por la ventana cerrada…” “Pero no: lo recoges, le quitas el polvo; debes llevárselo al librero para que te lo cambie…” (p.14)
“Ahora comprendes la negativa de Ludmilla a seguirte, te asalta el temor de haber saltado también tú <<al otro lado>> y de habre perdido la relación privilegiada con el libro que es solo la del lector: el poder considerar lo que está escrito como algo terminado y definitivo...” (p.54).
Calvino I. hace un guiño la crítica a la autoría lanzada por Landow, con fragmentos como los  siguientes:
 La figura del autor se ha convertido en plúrima y se desplaza en grupo, porque en nadie puede delegarse para representar a nadie…” (p. 45).
Un golpe de viento descompagina los dos manuscritos. La lectora trata de ordenarlos de nuevo. Sale un única novela, bellísima, que los críticos no saben a quién atribuir. Es una novela que tanto el escritor productivo como el atormentado habían soñado siempre con escribir” (p. 80)
Hay fragmentos en los que los propios personajes se dedican a describir características del hipertexto en un símil con su propia historia: “Estoy sacando demasiadas historias a la vez porque lo que quiero es que en torno al relato se sienta una saturación  de otras historias que podía contar y quizá contaré y quién sabe si no las he contado ya en otra ocasión, un espacio lleno de historias que quizá no sea otra cosa que el tiempo de mi vida, en el cual uno puede moverse en todas las direcciones… al mirar con perspectiva todo lo que dejo fuera de la narración principal, veo como una selva que se extiende hacia todas partes y no deja pasar la luz tupida que es, en resumen un material mucho más que el que he elegido poner en primer plano…” (p. 51)
En otros hace referencia a la conexión entre lexías, a los huecos y la capacidad del autor/lector para generar interés en la lexía siguiente: “Por eso Marana propone al Sultán una estratagema inspirada en la tradición literaria de Oriente: introducirá la traducción en el punto más apasionante y empezará a traducir otra novela, insertándola en la primera mediante cualquier expediente rudimentario, por ejemplo, un personaje de la primera novela abre un libro y se pone a leer…” (p.58)

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